21 de septiembre de 2012

De la importancia

Por más que me duela, no importa lo que duela. Por más que me corte, no importa lo que corte. Por más que sienta, no importa lo que sienta. Por más que me escape, no importa la distancia. Por más que hable, no importa lo que diga. Por más que me esfuerce, no importa lo que cargue. Por más que me levante, no importa lo que duerma. Por más que mate, no importa lo que viva. Por más que me amen, no importa lo que ame. Por más que me elogien, no importa lo que crezca. Por más que me miren, no importa lo que miren. Por más que crezca, no importa que critiquen. Por más que me critiquen, si importa lo que callan. Por más que me digan, si importa lo que callo.

Por más que calle, si importa lo que dicen. Por más que callen, si importa lo que piensan. Por más que piense, no importa qué concluya. Por más que concluyan, si importa lo que diga. Por más que piensen, si importa lo que suspiro. Por más que haga, no importa lo que rompan. Por más que suspiren, si importa lo que hago. Por más que rompa, no importa lo que hagan. Por más que me altere, no importa lo que vean. Por más que sacrifique, no importa que se alteren. Por más que vea, si importa el sacrificio. Por más que escriba, no importa sí lo lees. Por más que asimile, no importa lo que escribas. Por más que lea, no importa sí sabe a vino, miel, o jalea.

Por más que sienta, qué importa sí lo aprecias.
Dónde queda el resto?, qué importa si lo siento.
Dónde queda lo otro?, qué importa si lo captas.
Qué importa sí lo sientes. Qué importa si lo capto.
Por más que duela, no importa lo que duela; no importa lo que corte, no importa que se descarne en el intento de que no mate: de que no duela.
Qué importa sí me importa. Qué importa sí te importa. Qué importa sí esto importa.

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